Tu personal no está implicado, ¿y te sorprende?
Con la incertidumbre y cambios actuales, pandemias, guerras, inflación, protestas,…parece evidente que habrá que ver cómo conseguir sacar aún más rendimiento de los recursos propios ya existentes en la empresa y pedir a todo el mundo un esfuerzo extra para poder sobrevivir a esta tormenta que se cierne sobre todas las empresas.

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En unas semanas me he encontrado en conversaciones en diferentes empresas, de sectores muy diferentes, con personas de diferente nivel dentro de los organigramas, operarios, mandos intermedios, directivos, propietarios…y el nexo común ha sido…la implicación y motivación de los trabajadores para alinearse con los objetivos de la empresa, para dar ese extra que ayude a que las cosas se hagan mejor o que tengan una visión más de empresa.

Con la incertidumbre y cambios actuales, pandemias, guerras, inflación, protestas,…parece evidente que habrá que ver cómo sacar aún más rendimiento de los recursos propios ya existentes en la empresa y pedir a todo el mundo un esfuerzo extra para poder sobrevivir a esta tormenta que se cierne sobre todas las empresas.

Y en la mayoría de los casos, lamentablemente, la realidad es que el personal no está implicado ni motivado, parece ajeno a la empresa, incluso peleado…y en algunos casos con una rotación de personal que no se entiende.

Partiendo de esa idea, me plantearía dos preguntas principales y muchas secundarias…

¿Creemos que es culpa de los trabajadores el no estarlo?

En general, y sabiendo que el mundo no es de color de rosa y hay excepciones, las personas son profesionales que sólo quieren venir a trabajar, hacer su trabajo lo mejor posible y cobrar por ello, con los menos problemas y dolores de cabeza posibles. Tener un entorno de trabajo agradable y las condiciones laborables lo mejores posibles (salariales, ergonómicas, equipos, procesos, instalaciones, clima laboral,…)

En los extremos de esa población media, encontramos las excepciones, aquellas personas ultramotivadas con el trabajo, que les llena, que tienen muchas ganas de hacer y ofrecer a la empresa, que no les importa hacer de más si es necesario, forma parte de su ADN …y otras que todo lo contrario, prefieren buscar el mínimo esfuerzo, evitar aquellas tareas más molestas o pesadas y, si puede ser, hacer lo menos posible en el rato que están en el trabajo, ya lo harán otros.

Pero…realmente… ¿creemos que es culpa de los trabajadores? ¿Es culpa suya que estén mirando el reloj sin más ganas que acabar la jornada lo antes posible?

¿La cultura de la empresa y el estilo de liderazgo lo facilita?

Si queremos que la gente esté motivada, la cultura de la empresa debería ser la adecuada, cómo se habla, cómo se transmite la información, cómo se relaciona la Dirección y los mandos con el personal y viceversa, tanto a nivel personal como profesional, marcará mucho el ADN de la propia empresa.

¿Son conocidos los objetivos, la estrategia, los resultados de la empresa, las motivaciones de esta, el plan de futuro… son consecuentes con la realidad actual, los trabajadores pueden ayudar a definir cómo conseguir esos objetivos?

Hay transparencia en la información, hay un sistema justo y equitativo para premiar o incentivar a los trabajadores, hay reconocimiento del trabajo bien hecho al igual que un sistema que gestiona los malos comportamientos,…

Se forma a la gente para que sea mejor, para que aprenda otras cosas, para que sea más polivalente, que crezca profesionalmente,…

El estilo de liderazgo fomenta la participación, es justo con los empleados, les motiva a implicarse y poder participar en las decisiones o los proyectos. Les anima a experimentar, desarrollar su curiosidad, tomar riesgos, a cambiar las reglas del juego establecidas, les apoya cuando las cosas no van bien, …

¿Tenemos clara la situación real?

¿Estamos seguros de que hemos establecido como empresa los mecanismos y dinámicas adecuados para conseguirlo? ¿Y estamos seguros que los trabajadores lo perciben de la misma manera?

Seguro que hay 1.000 preguntas más que serían adecuadas y aspectos a tener en cuenta, pero al final lo que cuenta es cómo los trabajadores perciben a la empresa y su relación con la misma…y esa percepción y relación viene marcada por la cultura de la empresa, en cómo la empresa se comporta con ellos y sus objetivos, más allá de los puramente económicos. Según cómo los empleados ven a la empresa, así es como lo gestionan.

Por poner un ejemplo, una empresa en que los trabajadores son simples peones del tablero, que tienen poco que decir u opinar, a los que no se facilitan los medios de trabajo adecuados, con procesos cargados de ineficiencias, a los que no se les da autonomía, no se les forma, no se les empodera en su puesto de trabajo, no pueden participar, no se les da confianza ni seguridad, en que no se sienten apoyados y respaldados sino sólo vigilados y fiscalizados, en que no se premia a los que más hacen o mejor hacen sinó al contrario, lo poco que se hace se basa en valoraciones personalistas o tratos de favor …es difícil conseguir que se motiven, que se preocupen de si las cosas funcionan o no, en si el trabajo sale como tiene que salir. Más bien estarán mirando el reloj para ver cuánto falta…y, si es posible, encontrar un trabajo mejor.

Si en nuestra empresa creemos que el personal no está lo suficientemente implicado o motivado, valoremos primero qué podemos mejorar a nivel de empresa, de organización, para crear el ansiado cambio cultural. Seguramente necesitamos realizar muchos cambios, incluso un proceso profundo de Transformación de  la empresa pero la suerte es que existen multitud de herramientas de mejora que pueden ayudar a conseguirlo.

Una vez tengamos una foto de la realidad, creemos nuestro Road-Map de  PDCA (Plan de Acción) para conseguir esa implicación que echamos en falta.