A pesar que muchas organizaciones aseguran trabajar internamente para romper las barreras verticales entre quién debe decidir y quién debe ejecutar, la realidad dista bastante y todavía se respira en el día a día este separatismo. Si quieres saber cómo la Gestión Visual puede ayudarte, sigue leyendo.
Cuestiones como las descritas a continuación, dan pistas del nivel de autonomía de gestión y de la alineación del personal con la visión:
- ¿Qué nivel de la organización es ‘el dueño’ de los dashboards y KPI’s que gestionan el proceso?
- ¿Qué nivel de la organización es propietario de los planes de acción y mejora de los procesos?
- ¿El mínimo nivel de la organización (operarios en caso de empresas industriales) conocen con absoluta objetividad y sin dudarlo el resultado del rendimiento de su proceso?
- ¿El mínimo nivel de la organización (operarios en caso de empresas industriales) son conscientes si los resultados de su proceso están alineados con los objetivos de la compañía?
Si bien tenemos muy claro en las organizaciones el concepto de pirámide invertida, organización horizontal, etc… la realidad es que existen pocos mecanismos que rompan las estructuras tradicionales y aplanen la pirámide.
En una organización, cada individuo o equipo es responsable de su proceso y sus resultados y, por tanto, debe ser consciente del impacto de su proceso a los resultados de la compañía. Pero la cuestión clave es: ¿Cómo cada equipo sabrá de manera completamente objetiva que el proceso está obteniendo los resultados que se esperan?
La Gestión Visual
Se entiende por Visual Management o Gestión Visual, el sistema o mecanismo de trabajo que hacen visual los resultados obtenidos en un proceso, flujo de valor o área y favorece, con ello, la gestión del negocio.
El Visual Management es la traducción de las necesidades del negocio a parámetros o KPI’s medibles y objetivos, desplegados a todos los niveles y que ayudan a visualizar el gap entre el resultado obtenido y el resultado esperado. Un selecto grupo de KPI’s, pocos y gestionables para una alta frecuencia de gestión, marcaran el rumbo de las operaciones y proyectos de mejora.
La transparencia de los resultados es el motor que moverá los equipos a buscar nuevos mecanismos para obtener resultados satisfactorios.
¿Qué ventaja aporta la Gestión Visual?
Si bien existen métodos de liderazgo en los que se prefiere la no transparencia para evitar compartir información sensible, la realidad es que los beneficios que genera sacar a la luz los resultados más destacables, favorece a:
- Comunicación de prioridades: en primer lugar no deja lugar a duda sobre las prioridades del negocio, procesos o flujos de valor. Mediante ella, queda claro qué marcará el rumbo de trabajo y cuáles son los objetivos a cumplir.
- Alineación: permite a todos los miembros del equipo alinearse a un fin común y compartido; cada uno de sus miembros, sabe perfectamente que parámetros son los importantes.
- Compromiso: no existe Gestión Visual sin un adecuado sistema de rutinas que marque el ritmo con el que la organización o los equipos, deben validar y revisar que el proceso no está desviado de las previsiones.
- Implicación: tras una desviación o parámetro en rojo, se genera el correspondiente grupo de trabajo para analizar y mejorar la situación.
- Objetividad: los datos eliminan las dudas. Con KPI’s definidos y calculados con la frecuencia correspondiente, todos los miembros del equipo llegan a la misma conclusión tras analizar los resultados obtenidos.
- Liderazgo: supone una herramienta básica para que los middle managers tengan una visión clara del grado de performance de su proceso y guíen a su equipo hacia la consecución de resultados.
En un momento en que la sociedad está cambiando y buscando nuevas fórmulas de colaboración y trabajo más flexible, la transparencia debe ser compartida por todos.
Solamente alcanzaremos los resultados esperados si trabajamos en equipo enfocados todos al mismo propósito, empleando métricas que muestren el desempeño.